domingo, 9 de noviembre de 2014

Evangelio 09-11-2014


Fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán
(9 de noviembre de 2014)

(Juan 2, 13-22)
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
—Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre». Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora». Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: — ¿Qué signos nos muestras para obrar así? Jesús contestó: —Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Los judíos replicaron: —Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.


Palabra del Señor.

La Iglesia conmemora en este domingo la dedicación de la Basílica de Letrán. Esta dedicación se remonta a los tiempos del Emperador Constantino en el siglo IV. Lo que vamos a celebrar es la consagración de la primera catedral del Papa y así se constituyó la primacía del Obispo de Roma y de la Iglesia romana como madre de todas las Iglesias de la Urbe y del Orbe. Vamos a celebrar la universalidad de la Iglesia de Dios.
“Sois templo de Dios” Esta frase que San Pablo dijo en la primera carta a los Corintios, tal como leemos hoy en este domingo, puede resumir muy bien el mensaje y el sentido de esta fiesta. Lo más importante de un templo cristiano no es el espacio físico en el que el templo está construido, ni las paredes, ni el arte que hay dentro de ese templo. Lo más importante son las personas que están dentro de ese templo y la comunión y comunidad espiritual que esas personas forman como partes del Cristo total que habita en ese templo. Si entre las personas que están en el templo no hay comunión en Cristo, no hay templo cristiano. Si cada una de las personas que están dentro del templo no son ellas mismas, y en comunión con las demás, no puede habitar plenamente en ese templo el Espíritu de Cristo. Lo que hace plenamente cristiano a un templo es el Espíritu de Cristo habitando en todas y cada una de las personas que están en ese templo.
Celebramos pues un día en que debemos ejercitar nuestro amor para con la Iglesia, con el Papa, los obispos, los sacerdotes, diáconos y con nuestros hermanos miembros todos del Rebaño de Cristo. Esta festividad de la Dedicación de la Basílica de Letrán sustituye al Domingo 32 del Tiempo Ordinario.